Confusión


El lunes pasado comencé a leer Humo (Дым) de Iván Turguenev. Comencé lentamente, pero a lo largo de esta semana he quedado fascinada con la novela. Aún no la he terminado, pero esta obra de Turguenev me ha llevado a un sinnúmero de reflexiones con respecto al actuar los personajes. Por ahora, comparto un fragmento, no sin antes explicar sobre quiénes está hablando.
Grigori Litvínov, es el protagonista de la novela, hijo de un funcionario retirado que tras estudiar en el extranjero ha decidido regresar a Rusia para hacerse cargo de la hacienda de su padre. Ahora se encuentra en Baden a petición de su prometida Tatiana Petrovna Shestova, con quien quedó de encontrarse en aquel lugar. Sin embargo, en la misma ciudad se encuentra Irina Osinin, amor frustrado de la juventud de Litvínov y ahora esposa del general Ratmírov.
Litvínov salió a la calle como aturdido y desconcertado; algo oscuro y pesado se había aposentado en lo más hondo de su corazón; una impresión semejante debe apoderarse del hombre que ha degollado a otro y, sin embargo, él se notaba más ligero, como si se hubiera librado por fin de una odiosa carga. La generosidad de Tatiana le había aniquilado; se daba perfecta cuenta de lo que perdía... No obstante, el remordimiento se entreveraba con el despecho; se dirigía a casa de Irina como hacia el único refugio que le quedaba y, a pesar de ello, estaba furioso con ella. Desde hacía algún tiempo y cada día más, los sentimientos de Litvínov se iban haciendo más complejos y confusos, esa confusión le atormentaba, le irritaba, se sentía perdido en medio de ese caos. Sólo ansiaba una cosa: salir de una vez a un camino, cualquiera que fuera, con tal de no seguir dando vueltas en esa incomprensible semioscuridad. Las personas positivas como Litvínov no deberían dejarse arrastrar por la pasión, pues ésta destruye el sentido mismo de sus vidas... Pero la naturaleza no respeta la lógica, nuestra lógica humana; tiene la suya propia, que nosotros no comprendemos y no reconocemos hasta que nos aplasta como una rueda.
-Iván Turguenev, Humo.

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