Ocho años



Ocho años habían transcurrido desde que habían puesto fin a su relación. ¡Era absurdo recaer en la zozobra que el tiempo debía haber disipado! ¿Qué no había ocurrido en ocho años? Acontecimientos de toda clase, cambios, mudanzas, partidas, todo, todo había sucedido en aquel tiempo; y ¡cuán natural era que entre todo aquello se olvidara el pasado!
¡Qué infortunada era! A pesar de todas sus reflexiones, veía a las claras que para los sentimientos profundos ocho años eran poco más que nada.
-Jane Austen, Persuasión

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