"Hechos el uno para el otro"


—¡He aquí una pareja feliz! —exclamó Mr. Frank Curchill cuando ya no podían oírlo —. Parecen hechos el uno para el otro. Es una verdadera dicha casarse como lo han hecho ellos, después de tratarse por unas pocas semanas en Bath. ¡Qué afortunados son! Pues todo el conocimiento que de una persona puede procurar Bath o cualquier otro lugar público, es nulo. Es como si nunca se hubiesen conocido. Sólo cuando se ve a una mujer en su propio hogar, entre los suyos, puede uno formarse un juicio acertado. Lo contrario no es más que intuición y buena suerte, aunque ésta, por lo general, suele ser mala. Cuando un hombre se casa sin conocer suficientemente a su mujer, luego no le alcanza el resto de la vida para arrepentirse.
Jane Austen, Emma, 1815



Resulta un tanto curioso ver que en pleno siglo veintiuno aún hay parejas que gustan de caer en la misma sandez.

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