La Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada

Una de las cosas que más disfruto es el Centro Histórico de la Ciudad de México. Caminar por Madero, Donceles, El Salvador, Cinco de Mayo, Bolívar, Mesones, Regina... me fascina, con todo y los vendedores, la gente que va caminando y todo el barullo que se crea. De hecho, debo reconocer, que transitar por ahí me pone de muy buen humor. El Centro tiene un hechizo sobre mi.

Aunque soy feliz caminando por el Centro, hay algunos lugares que prefiero sobre los demás, uno de ellos es la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.


La biblioteca fue creada en 1928 y se ubicaba en la Capilla de la Emperatriz en Palacio Nacional. En 1957 se le dio el nombre de Miguel Lerdo de Tejada, como homenaje a quien ocupó la cartera de Hacienda con los presidentes Ignacio Comonf ort y Benito Juárez. Fue hasta 1970 que se trasladó al Oratorio de San Felipe Neri, en República del Salvador, su ubicación actual.

Entre sus colecciones bibliográficas destacan el Fondo Reservado con más de 25 mil libros de los siglos XVI al XIX; la biblioteca del Dr. Arturo Arnáiz y Freg, donada por el historiador en 1980; la biblioteca de Genaro Estrada, notable humanista y canciller de México, en la que sobresalen obras autografiadas por destacados escritores como Alfonso Reyes y algunos miembros de los contemporáneos; y parte del Fondo Histórico de Hacienda con publicaciones del siglo XIX como circulares, memorias, cuentas del tesoro, presupuestos, leyes y decretos.

La biblioteca cuenta con la segunda hemeroteca más valiosa del país. Cuenta con periódicos y revistas nacionales publicados desde el siglo XVIII hasta nuestros días, además de numerosas publicaciones periódicas extranjeras de los siglos XVII al XX. Entre las revistas y periódicos nacionales publicados en el siglo XIX se encuentran El Monitor RepublicanoEl AhuizoteEl hijo del AhuizoteEl imparcialEl Siglo XIX y el Diario Oficial de la Federación desde 1830 a la fecha.
Vista del sur-poniente de la Ciudad de México en el s. XIX. Se aprecia el campanario junto a la actual Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada en la calle de República de el Salvador. 


El Oratorio fue construido a partir de 1660 y ocupado en 1702, en el lugar donde se asentaba la casa en la que nació el mártir religioso y primer santo mexicano, Felipe de Jesús. Sin embargo, un terremoto en 1768 derruyó parcialmente el lugar, lo cual obligó a su desalojo. Más tarde se destinó a Casa de Niños Expósitos y se permitió el arrendamiento de espacios de tipo comercial, como caballerizas y pensiones, quedando bajo la tutela de la Junta de Caridad. En 1852 dicha junta vendió las construcciones y el predio a Mateo de la Tijera. Una parte de esta propiedad fue tomada en arrendamiento por la sociedad formada  por los hermanos Porfirio y Francisco  Macedo, que se comprometieron a construir en esa parte un teatro. Así fue surgió el Teatro Abreu, en memoria del guatemalteco Francisco Abreu, quien proyectó y construyó el Gran Teatro Nacional y el Palacio Iturbide. El teatro permaneció hasta febrero de 1954.

Lamentablemente, para 1904 el resto del lugar era destinado como cuadra de caballos. Y no fue sino hasta agosto de 1931, que la Comisión de Monumentos y Bellezas Naturales declaró monumento a la portada y la torre de San Felipe el Viejo y al retablo que se conservaba entre  los restos de la fachada. En mayo de 1967 la Secretaría de Hacienda compró los predios y dos años después comenzó su reconstrucción a cargo de los arquitectos Enrique y Agustín Landa. Desde 1970 alberga las oficinas de la Comisión Nacional Bancaria y de la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada.



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