Romanos 12:9

He estado leyendo la carta de Pablo a los Romanos. Para complementar mi estudio bíblico, leo el comentario de Martín Lutero. Aún no termino de leer la carta... ni el comentario. De hecho, me he visto obligada ha llevarlo a cabo muy lentamente, pues hay mucho por analizar en la carta (y en el comentario de Lutero también). Sin embargo, hoy les comparto un fragmento de lo que refiere Lutero sobre el versículo 9 del capítulo 12:
Ámense sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno
Romanos 12:9 (DHH)

"... así como ninguna cosa debe estar más libre de hipocresía que el amor, así tampoco ninguna cosa está más viciada por la hipocresía que el amor. Nada detesta a la hipocresía tanto como lo hace el amor, y nada padece de tanta hipocresía como el amor." [Nótese el juego de palabras que Lutero hace con hipocresía y amor]
"No hay ningún hombre que diga que él ama lo malo y aborrece lo bueno. Y no obstante, el apóstol plantea aquí esa exigencia, y ciertamente no lo hace en vano, ya que el hombre es proclive a lo malo y poco dispuesto a lo bueno. La hipocresía crece, por lo tanto, al amparo del desconocimiento acerca de lo que es bueno y malo: cada cual llama "bueno" lo que es de su agrado, y "malo" aquello que le desagrada. ¿Acaso no es éste el motivo porque el apóstol nos manda "examinarlo todo y retener lo bueno": para que no retengamos sin más como "bueno" lo que sólo es en apariencia?"

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