El orgullo decimonónico

Tras el arribo de los grupos armados de las potencias europeas España, Inglaterra y Francia al puerto de Veracruz en enero de 1862, el gobierno de la república mexicana se dio a la labor de entrar en negociaciones con sus invasores. Durante el mes de febrero de ese año, hubo una correspondencia constante entre el gobierno mexicano con los aliados europeos, entre ellos y sus gobiernos y también entre los ministros mexicanos. Revisando algunas de las cartas, encontré una escrita por el Conde de Reus (el general Prim) al ministro de Estado español, Saturnino Calderón Collantes, a quien relata lo que sigue:
El día 18 recibí una carta del Gral. Doblado avisándome que se hallaba en el campamento de la Soledad y que, siendo el rancho de la Purga, sitio designado para nuestra entrevista, un lugar desierto sin acomodo para nosotros y para nuestras comitivas y sin agua para las caballerías, era de absoluta necesidad que él viniese a nuestro campamento de la Tejería o que yo fuese al de las fuerzas mexicanas; adopté este último partido por no dejarme ganar en galantería.
Juan Prim a Saturnino Calderón Collantes, Veracruz, febrero 20, 1862. (Las cursivas son mías)

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