Cayo Valerio Catulo

Comencé a leer la obra de Catulo cuando tenía aproximadamente 14 años. De esto ya hace mucho. Sin embargo, en ese tiempo quedé fascinada por la manera en que expresaba sus sentimientos. Debo admitirlo, me identifiqué con él.
Afortunadamente, mi adolescencia se ha reducido a recuerdos, y Catulo es uno de ellos. Ahora que vuelvo a leerlo, no puedo decir que me identifique con lo que escribe, pero reconozco que me sigue gustando.
En esta entrada incluyo una breve referencia sobre este personaje y uno de los poemas con los que algun tiempo me identifiqué.

Cayo Valerio Catulo
Cayo Valerio Catulo es, probablemente, el primer gran poeta lírico que conoció Roma. Sus epigramas y poemas yámbicos, influidos por Safo y Arquíloco, figuran entre lo mejor de su producción, de la que sólo se han conservado fragmentos y composiciones dispersas. Tienen merecida fama sus poemas a Lesbia, apasionados y violentos, y que en realidad estaban dirigidos a su amante Clodia. Catulo introdujo el termino etrusco bacium, del que proviene la palabra beso.

Renuncia de Amor
¡Ay, Catulo, deja de hacer simplezas,
y ten lo que está muerto por perdido!
Radiantes soles te brillaban cuando,
en esos días, ibas
allí donde quería la niñita,
amada por nosotros como nadie
será amada jamás.
Muchas fiestas celebraste allí entonces,
que tú deseabas y ella no odiaba.
En verdad, lucían soles radiantes.
Ella ya no lo quiere,
no lo quieras tú, débil,
ni persigas a la que huye, ni vivas
miserable: resiste
con tu mente obstinada.
Adiós, niña. Catulo aguanta ya,
no te rogará ni pedirá nada.
Mas sufrirás, cuando por nadie seas
rogada. ¡Ay, infame! ¿Qué vida te queda?
¿Quién irá a ti hoy? ¿Quién verá tu belleza?
¿A quién amarás ahora? ¿De quién
se dirá que eres? ¿A quién besarás?
¿A quién morderás los delgados labios?
Pero, Catulo, aguanta decidido.

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